Desde y-logika investigación social aplicada colaboramos con diferentes entidades en el desarrollo socioeconómico del medio rural. Consideramos que es importante tener un compromiso real y decidido por el mismo, por ello vivimos y prestamos nuestros servicios desde un pequeño municipio de 140 habitantes en la Ribera del Duero burgalesa, en concreto desde Quintanamanvirgo (Burgos). Es nuestra aportación y muestra de que la economía de la longevidad, una de nuestros ámbitos de actuación y en el que estamos especializados, es un oportunidad de desarrollo socioeconómico para el medio rural. Que las oportunidades son más amplias y abarcan todos los sectores productivos. De todo ello hablamos en el artículo que podáis leer a continuación.
¿Por qué es una oportunidad?
Si las oportunidades de la economía de la longevidad se fundamentan en la proporción de persona de 65 y más años en la pirámide poblacional, es precisamente en el medio rural en el que este porcentaje es mayor, por lo tanto las oportunidades que se derivan de esta situación son también mayores. La longevidad es más frecuente en el medio rural que en el urbano; en 2019, vivían 2.699.277 de personas en los municipios rurales (de 2.000 ó menos habitantes), de las que el 28,5% eran personas mayores (770.580). Esta cifra aumenta hasta un 40% en municipios de menos de 100 habitantes. Es decir, a menor población mayor porcentaje de persona mayores.
Además, el mundo rural sigue despoblándose, e incluso el número de personas mayores también disminuye de un año para otro, si disminuyen las generaciones con más edad, se acelerará ese proceso de despoblación en las próximas décadas. Por tanto, la economía de la longevidad, en estas áreas rurales especialmente longevas, se presenta como una oportunidad para el desarrollo socioeconómico de las mismas.
Estereotipos rurales
Es importante, en este punto, hacer referencia a los estereotipos socialmente aceptados cuando nos referimos a las zonas y/o municipios rurales porque pueden influir negativamente en la percepción acerca de la capacidad de desarrollo de estas zonas. Hay que tener en cuenta que este relato sobre lo que es una zona rural se realiza, la mayoría de las veces, desde el «urbacentrismo», es decir, desde la posición de las zonas urbanas por diferentes motivos. Uno de ellos es que la mayoría de la población reside en zonas urbanas, movimiento que se incrementará en las próxima décadas. De hecho, según datos del Instituto Nacional de Estadística sólo un 6% de la población reside en zonas denominadas rurales, es decir, en municipios con menos de 2.000 habitantes. Existe, al mismo tiempo, una tendencia a concentrar la mayor parte de la población en áreas urbanas por cuestiones eminentemente políticas y económicas: la concentración de servicios en áreas urbanas es más fácilmente abordable que la dispersión.
Por todo ello, muchas veces se define al medio rural desde una serie de estereotipos que sumados a las dificultades reales de este medio, hacen que la imagen que se transmite de lo rural sea negativa. Términos como despoblación, envejecimiento, aislamiento, conservadurismo, etc. defienden socialmente las zonas rurales. En cierto modo, se produce un fenómeno de cierto paralelismo con el edadismo comentado en otros post anteriores. Todo ello hace parecer a las zonas rurales como ámbitos muy poco propicios para aprovechar las oportunidades de la economía de la longevidad. Sin embargo es todo contrario, puesto que hay que partir de la base que son precisamente las zonas rurales las áreas más longevas, lo que supone una ventaja en términos de beneficios.
Si conseguimos visibilizar las bondades de las zonas rurales para aumentar la calidad de vida de las personas de 65 y más años estamos ante un escenario que nos permitirá abordar las oportunidades de la economía de la longevidad en el medio rural en términos radicalmente distintos desde el optimismo, el empoderamiento y la viabilidad como ejes vertebradores de las propuestas.
Vuelta a la esencia: vida rural
Muchos de los pequeños municipios se “vaciaron” de población como consecuencia de las políticas centralistas y del desarrollo industrial que se centraron sobre todo en la zona norte de España: País Vasco, fundamentalmente, Cataluña y Madrid. Fruto de esa situación se produjo una emigración masiva del campo a la ciudad. Si bien esta realidad es cierta, con el paso de los años y en la medida en que esas personas que emigraron han seguido manteniendo el arraigo y la relación con sus municipios de origen, se está produciendo un fenómeno de regreso de esas personas jubiladas a sus pueblos. Del mismo modo, sobre todo fruto de la pandemia pero también de la generalización de las nuevas tecnologías y de las posibilidades del teletrabajo, numerosas personas están regresando o instalándose por primera vez en zonas rurales. De hecho, este movimiento podría ser mayor todavía en la medida en que se implementaran políticas para favorecer la disponibilidad de vivienda en dichas zonas. Esto es algo controvertido puesto que, si hubiera esa facilitación, tal vez un número mayor de personas optara por hacer el camino inverso (de la ciudad al campo) por lo que políticamente podría generarse un «problema» mayor puesto que habría que dotar y mejorar los servicios existentes como consecuencia de este nuevo movimiento.
De hecho, en numerosas zonas rurales se está notando un paulatino aumento del número de habitantes fruto de lo anteriormente mencionado. Pero es que, además de que hay personas mayores que regresan al pueblo y personas que quieren mejorar su calidad de vida residiendo en zonas rurales, es un hecho la tendencia a una vuelta a la esencia de la vida, de la importancia de las relaciones humanas, el espacio, la naturaleza, etc., cuestiones estas que reúne el medio rural. Por tanto, la vuelta a una vida más natural es una oportunidad, sin duda, de las zonas rurales en la llamada economía de la longevidad 6.5. para potenciar su desarrollo social y económico en las próximas décadas.
Ámbitos emergentes dentro de la economía de la longevidad 6.5. en el medio rural
La mayor calidad de vida, los entornos naturales, las relaciones sociales cercanas, la gastronomía, las tradiciones, el patrimonio… son elementos que hacen posicionarse a las zonas rurales como zonas de especial interés socioeconómico dentro de la economía de la longevidad 6.5. Este desarrollo podría beneficiar, entre otros, a los siguientes ámbitos:
- Coliving, cohousing y nuevas soluciones residenciales para personas 65 y más años.
- Turismo rural especializado en el cliente senior 6.5.
- Rutas y paquetes turísticos especialmente diseñados para el cliente senior 6.5.
- Tiendas de proximidad.
- Servicios a domicilio (catering, peluquería, arreglos, etc.).
- Adaptación urbanística de los municipios para que sean entornos seguros para las personas de 65 y más años.
En definitiva, oportunidades de desarrollo aprovechando el mayor porcentaje de personas mayores residentes en los municipios rurales que necesitan servicios y productos especializados y, al mismo tiempo, oportunidades en la atracción del cliente senior a estas zonas rurales en base a diseñar propuestas que den respuesta a las necesidades de este segmento de población.